La ruta matutina y el backslide del momento. El gris sin madrugar engañando al cerebro. Las ansias y la pena torpe encomendado neciamente palabras.
Por sofocar torturando, simplemente viendo todo lo que se añora y extraña. Por el rojo y negro que infecta el consuelo de las vanidades sosegadas. Viendo el agujero se juega a ver quién escapa.
Pero el ruido me lleva a otra dimensión delirante, conjugando mi consolación petulante. Más lo que arde de seguro y lo seguro detrás de los murros.
De las realidades imperfectas y de las ciudades que creemos serán eternas.