Sin embargo eso que creímos haber
escuchado no es más que nuestro propio feedback, una trampa del cerebro. Lo más
difícil de todo es cuando alguien te lo recuerda, como si quisiera volverte
loco.
No lo sé pero en definitiva hay muchas personas que viven para
manipularlo todo, agentes del engaño.
No lo sé pero también hay de esos que se
te arriman como sanguijuelas, benefactores de las esperanzas.
Lo que
honestamente puedo admitir es que me estoy quemando de nuevo por las brasas del
primer fuego que nunca termina de apagarse.
Aglutinando en mi propia lobotomía
marcas y señales que devuelven al cero, O al sin fin de oportunidades.
Y peor,
con una pasividad perversa que consume mi tiempo y que es señal clara del
deterioro mental que sufro y de la decadencia con la que me encuentro; siempre
adolorido y tosco de tanto agonizar, en los mismos lugares, cuartos sombríos y
comerciales artificiales que me asfixian.
Personas de fuego y estaño que no
conozco pero que vibran y retumban en la historia, a veces más que yo, con las
cantaletas de una vena y nervios propios.
Casi como un cerebro aparte del mío
que realiza para quienes se quieren quemar hasta la perversidad de no seguir a
su corazón, sino a una y mil razones artificiales del abismo en donde concreta
solamente el tiempo, que cada vez se me escapa más rápido.
Y se desvanece así
como el tiempo; cuando el agua se rompe en las cataratas; al borde del cañón, veo mí ser y
mi esencia, deforme pero de alguna forma continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario