Cacofonías Encontradas

Mis Tónicos En La Serie Armónica

lunes, 22 de febrero de 2016

Toroide Negativo. (Amnésico y Comatoso)

No sé si debería volver a intentar, porque en el frío en donde te escondes, detrás de mí desconsuelo y desesperación, se entremezcla la frivolidad y la rutina. 

De pensar en ti ya es un vicio y solo me hace sublimarme hasta la mera existencia, ya sin alma y sin sueño, digno de la distopía más decadente. 

Mis respuestas al mundo y la mundanidad de mis actos no solo me encuadran en aquello que tan bien criticaste y que me aterraba convertirme. 

Mi cerebro es como un huésped y no una maquina creativa dispuesta a reconstruir el mundo; con lo que tiene disponible, sin ti todo se siente vacío. 

Y es en ese escenario en el que te veo partir sin siquiera haber llegado nunca, destruyendo parte de mi mundo y ocupándome en barreras infranqueables propias de una odisea que no me lleva a casa sino a lugares discontinuos de la razón y el tiempo. 

Como un remolino que succiona mi esencia y acaba con mis esperanzas.             

lunes, 8 de febrero de 2016

Sin ceros para el infinito

Sin embargo eso que creímos haber escuchado no es más que nuestro propio feedback, una trampa del cerebro. Lo más difícil de todo es cuando alguien te lo recuerda, como si quisiera volverte loco. 

No lo sé pero en definitiva hay muchas personas que viven para manipularlo todo, agentes del engaño. 

No lo sé pero también hay de esos que se te arriman como sanguijuelas, benefactores de las esperanzas. 

Lo que honestamente puedo admitir es que me estoy quemando de nuevo por las brasas del primer fuego que nunca termina de apagarse. 

Aglutinando en mi propia lobotomía marcas y señales que devuelven al cero, O al sin fin de oportunidades. 

Y peor, con una pasividad perversa que consume mi tiempo y que es señal clara del deterioro mental que sufro y de la decadencia con la que me encuentro; siempre adolorido y tosco de tanto agonizar, en los mismos lugares, cuartos sombríos y comerciales artificiales que me asfixian. 

Personas de fuego y estaño que no conozco pero que vibran y retumban en la historia, a veces más que yo, con las cantaletas de una vena y nervios propios. 

Casi como un cerebro aparte del mío que realiza para quienes se quieren quemar hasta la perversidad de no seguir a su corazón, sino a una y mil razones artificiales del abismo en donde concreta solamente el tiempo, que cada vez se me escapa más rápido. 

Y se desvanece así como el tiempo; cuando el agua se rompe en las cataratas; al borde del cañón, veo mí ser y mi esencia, deforme pero de alguna forma continua.