Para las cosas
sencillas que no resuelven nada; pero que giran hasta perder la tangente y que nos evaporan en luz fría.
Por el
cumulo de las paradas que han hecho de ti una intriga o más bien una recta sin
fin, la cual se nutre de nuestra esencia por la claridad.
Tanto así
que el resplandor de la luz que hasta ahora nos ha dado la vida; y el camino de plumas.
Nuestras mentes mueren de fiebre mental, delirando exhaustos, tostados y atolondrados por tu paradojas, viejas, bobas y amargadas del color del astro rojo más antrópico de la hora.
Nos has hecho incapaces de creer que existen varías realidades; y que van superando nuestros planos existenciales.
Todo eso por qué lo irreplicable lo negamos. Falsos poseedores de las
llaves del infinito. Cuando el tiempo y el espacio conjuran una revolución que le rehuyen a los dos puntos; que creemos poder localizar en simetría permanente; enfocamos la cordura entre las cuerdas y los resortes que giran sobre las verdades y superan nuestras propias amplitudes en forma de ser, estar, pensar y existir.
No es una linea, no un punto, más bien un nudo creciente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario