Postrados ante la dialéctica de los contrarios.
Solutos, bailes, sonrisas y cantos.
Paliativos para los sobresaltos.
Y lo inconexo que infla tanto.
Herramientas y objetos llenos de entropía.
Todos los restos reencontrados en la orilla.
Armonía u oraciones y mantras milenarios.
Dialogo de las raíces y la mitología encubando.
Lógica química en la retromanía.
Desarmando la criptica quimera.
Reverberación y purificación en la corrección empírica.
Escueta morfologías retorcidas.
Póstumas visiones del halcón sin temores.
Lo imposible ya sin llanto, descansando, resguardando.
El vértigo en la mañana tratando de encausar lo amortiguado.
Rescatando de la reverberación el sereno que une todo con tacto.
Calló la mirada para poder volver a escuchar sin murmuración, sin perniciosos encantos y livianos nudos que revelan el miedo de tanto.
El delirio excéntrico y la locura para confabular con los vicios de la realidad contractual, que gira violentamente sin parar. Logrando rebalsar el firmamento en la conjugación del las sustancias, lo sagrado, el tiempo y lo liminal.
Energía regada sobre todo el firmamento, lo escondido en la mar y el viento. Mezcla de todos los colores y sentimientos.
Brillo y deformación del axioma final.
Sorprendentes espectros de las cacofonías rotas y pobres por encontrar.
Mapa de significados con finalidad, eficiencia, materialidad y formalidad.
Recorrer desde el nacimiento hasta la muerte sin sentir angustia, desconsuelo o mundanidad.
Ser el paradigma, lo trascendental.